Terapia de Sincronización hemisférica para abordar el trauma

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Hoy quiero hablarte sobre qué es la Sincronización Hemisférica, un mecanismo fisiológico de nuestro Sistema Nervioso Central y, al mismo tiempo, una terapia.

Para que entiendas fácilmente la sincronización hemisférica, empezaré con una metáfora…

Al igual que tenemos un sistema digestivo que nos permite digerir, asimilar y extraer los nutrientes de los alimentos que comemos para obtener fuerza suficiente; también tenemos un Sistema Nervioso que, a través de la integración cerebral, permite digerir y asimilar la información que vamos acumulando a lo largo del día.

De este modo, podemos adaptarnos bien, aprender y también, crecer y volvernos más fuertes mentalmente.

La sincronización hemisférica nos ayuda a digerir información potencialmente traumática.

Si a nivel físico necesitamos la digestión para que no se nos quede ningún alimento atascado, a nivel mental necesitamos la Sincronización Hemisférica (o Integración Cerebral) para que ninguna información se nos quede estancada, bloqueada y atragantada.

El problema surge cuando la información que recibimos es demasiado indigesta, es decir, traumática.

Simplificando bastante te diré que el trauma es una información inesperada en la que percibimos que la amenaza supera nuestros recursos, y en la que nos solemos encontrar en una situación de indefensión, de incapacidad, de no poder hace.

El trauma entra por el hemisferio derecho y activa la amígdala.

Esta información (al ser inesperada, novedosa) entra por nuestro hemisferio derecho, que es el que está preparado para recibir este tipo de informaciones; conectando directamente con la amígdala.

La amígdala es la que nos permite, rápidamente, (sin que pase por la corteza cerebral) tomar la decisión de si salimos por patas (huimos), nos defendemos o nos quedamos paralizados. Esta decisión es totalmente automática por el bien de nuestra supervivencia.

Y cuando ha acabado el peligro, si hay una buena sincronización hemisférica, todo vuelve a la normalidad.

Al volver a la normalidad, la amígdala baja su activación de forma que la información puede pasar al hemisferio izquierdo, al hipocampo, a la corteza cerebral…

Podemos hablar de ello, se rebaja la intensidad emocional y podemos contar lo que nos ha pasado, más o menos, tranquilamente. Cuantas más veces lo contemos estando conectados a la vivencia y bien acompañados, más va bajando esa intensidad emocional.

Si la información es muy traumática, queda aislada en el hemisferio derecho.

A veces, cuando la información es muy fuerte o traumática, se queda grabada únicamente en el hemisferio derecho, fragmentada, aislada.

Sigue la amígdala muy activada y no pasa esta información al hemisferio izquierdo. Y este paso es muy importante.

Es como que la conexión entre los dos hemisferios se bloquea y el hemisferio izquierdo no puede decirle al derecho que se tranquilice, que ya ha pasado el momento de peligro.

Como habréis oído muchas veces, nuestros hemisferios tienen funciones muy diferentes.

Diferencias entre ambos hemisferios.

Resumiendo mucho, el hemisferio derecho es el emocional. El hemisferio derecho es el que vive las cosas con intensidad emocional, como si estuvieran sucediendo ahora mismo; y es en el que se archivan los traumas y emociones negativas. Es el hemisferio que yo denomino “dramático”, el de: “- ¿Por qué a mí?”. No tiene sentido del tiempo, sino que vive todo en presente.  Si recuerda algo, lo recuerda como si estuviera “allí”, “asociado”, viendo las cosas a través de sus propios ojos.

En cambio, el hemisferio izquierdo, es al que llamamos normalmente hemisferio verbal o racional. Es el que puede poner palabras a lo que sucede y es el que nos conecta más con nuestros recuerdos positivos, nuestras habilidades y nuestros recursos. Es más detallista, menos sintético y más secuencial (sabe lo que es pasado, presente y futuro). Sabe que “lo que pasó”, pasó. Mientras que el derecho se cree que “lo que pasó” sigue pasando y por eso sufre mucho más.

Cuando no hay Integración Cerebral o Sincronización hemisférica entre ambos hemisferios, el trauma se queda enquistado en el derecho, sin poderse resolver.

De esta forma, la persona, cuando cualquier cosa le recuerda mínimamente a esa experiencia traumática, conecta de lleno con ello, o se disocia, y se queda bloqueada sin poderlo resolver.

Necesitamos la integración cerebral o sincronización hemisférica para resolver el trauma.

Por eso necesitamos restaurar este mecanismo fisiológico de Integración Cerebral hemisférica en el que la información va pasando de un hemisferio a otro. Fisiológicamente, esto pasa sobre todo por la noche si nuestro sueño es profundo en fase REM. De este modo, se van a ir reprocesando todas las experiencias que hemos tenido.

Si este proceso se ha bloqueado, necesitamos una terapia, en concreto, la terapia de Sincronización Hemisférica, o Integración Cerebral, para restablecer este mecanismo fisiológico y que esa información enquistada vaya pasando a otras áreas del cerebro. Así podemos irla conectando con nuestros recursos, con nuestras capacidades y la vamos a poder integrar.

¿Qué ocurre con las terapias verbales que es diferente en la sincronización hemisférica?

Hay terapias psicológicas que se basan en hablar, las cuales conectan únicamente con nuestro hemisferio izquierdo (donde no está el trauma); con lo cual es muy difícil poder sanarlo. Podemos hablar de él, pero no podemos resolverlo porque no estamos conectando con ello realmente.

¿ Y qué pasa con las terapias, tipo catárticas, que te hacen revivir el trauma, recordar y experimentar en el cuerpo esa experiencia traumática con bastante intensidad? Pues que te conectan con el hemisferio derecho y esta experiencia traumática, pero no tanto con los recursos,  con lo cual sufres más de la cuenta. No digo que no funcionen, pueden funcionar, pero podemos hacer las cosas con más amabilidad y más seguridad también. Además, hay un peligro potencial de retraumatizar, sobre todo si el terapeuta no es muy experimentado.

¿Qué consigue la sincronización hemisférica?

Hace que la persona pase por esa experiencia, piense en ella y, alternativamente, estimula uno y otro hemisferio.

Con unas gafas hemisféricas o con la técnica de “un ojo por vez”, se estimulan ambos hemisferios, y la persona se ve en la misma experiencia desde el presente (con todos sus recursos conectados al hemisferio izquierdo, más disociado); y unos segundos después, con el hemisferio derecho (como si estuviera allí, conectando con la emoción).

Pero no es importante ni necesario que esa emoción sea muy intensa. Necesitamos saber la calidad de esa emoción, no interesa la cantidad, no nos interesa sufrir, nos interesa saber lo que estábamos sintiendo, lo que estábamos pensando, lo que hemos llegado a creer…

Con la sincronización hemisférica no es necesario sufrir para dejar de sufrir.

La estimulación alternativa de ambos hemisferio nos ayuda a digerir el trauma.

Esto se consigue estimulando alternativamente ambos hemisferios, para que la comunicación entre los dos, a través del cuerpo calloso, la autovía que los comunica, sea lo más fluida posible.

Así se restableciendo la comunicación bloqueada y masticando y digiriendo la información que quedó atascada.

¿Qué resultados obtenemos con la sincronización hemisférica y por qué es tan interesante este enfoque?

Pues porque obtenemos cambios profundos y duraderos, de una forma amable, en la estructura de pensamiento, la vivencia de las emociones y los patrones de comportamiento de la persona.

También logramos que tenga un comportamiento menos reactivo a las circunstancias y más consciente.

Conseguimos que la persona sea libre del condicionamiento que estas experiencias traumáticas pudieran traer, para que pueda conectar realmente con su esencia genuina, para que pueda ser él mismo.

Al mismo tiempo, al rebajar la intensidad de la amígdala, conseguimos rebajar la ansiedad y que la persona pueda disfrutar de más calma, de más tranquilidad y de más sentido de propósito.

 

Muchas gracias por leerme y por interesarte en formas respetuosas de relacionarnos con el trauma y sanarlo.

Estaré encantada de leer y responder cualquier comentario o duda que tengas.

Y si sientes la llamada de dejar de sufrir y volver a ser tú, mira aquí.

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beatriz

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