El duelo genético en infertilidad

Duelo genetico en infertilidad

Para muchas personas sobreponerse al duelo genético es uno de los desafíos más importantes que habrán de enfrentar a lo largo de su vida.

¿Qué es el duelo genético?

El duelo genético es la respuesta emocional normal de tristeza, dolor y sentido de pérdida cuando se necesita recibir gametos (óvulos, esperma o ambos) o embriones (embriodonación) para poder ser padres.

Como su nombre indica es un duelo, una pérdida que duele. Y lo primero es darse cuenta de eso, de que se trata de un duelo y como tal, necesita un tiempo para elaborarse.

Es cierto que hay personas que necesitan menos tiempo para asimilarlo que otras, pero lo habitual es que necesitemos un tiempo para hacernos a la idea y digerir todas las implicaciones que pueda tener.

Más allá de lo obvio que es si se parecerá en algo físicamente a nosotros, hay cuestiones mucho más profundas que pueden afectar a la elaboración de este duelo.

Quizás hay alguna característica familiar que te gustaría que pudiera tener tu hijo, quizás una gran capacidad para el deporte o para cantar bien o para las matemáticas...

O por el contrario alguna que agradezcas no transmitir genéticamente como tener predisposición a padecer diabetes, obesidad, depresión, o cualquier dificultad.

Salirse de la norma, hacer lo que nunca antes se hizo.

Está también la cuestión de salirse de lo normal que para algunas personas no tiene ningún impacto y pueden manejarlo con soltura y que a otras afecta en gran medida.

Y por otro lado está la percepción de ruptura de la transmisión genética del árbol familiar, el corte de algo que ha sido transmitido por generaciones e incluso la sensación de fallar al clan o de romper la fidelidad familiar, de no poder continuar con la estirpe y transmitir su genética.

“Sangre de mi sangre”, dicen muchas veces, para referirse a esta transmisión.

Muchos matices que hacen que sea un proceso totalmente individual.

Lo importante es reconocer que en este duelo hay muchos matices y que al tratarse de una situación bastante nueva en la sociedad, no hay referentes suficientes.

Porque de la mano del duelo genético está la incertidumbre de si seré capaz de relacionarme con normalidad con una criatura que no lleva mi genética.

Y es que la idea de que un hijo o una hija no vaya a compartir genética con uno o los dos padres puede provocar muchas emociones simultáneamente: incertidumbre, impotencia, preocupación, miedo, pena, enfado...

Y lo que más puede ayudarte a gestionarlas es darles espacio a todas estas emociones.

Mirar para otro lado metiéndolas debajo de la alfombra y tirar para adelante no es una buena idea porque en cualquier momento pueden aflorar.

Y estarás conmigo es que es preferible que afloren ahora que más adelante, ¿verdad?

Aquí te propongo algunas ideas para ayudarte a elaborar tu duelo genético:

En primer lugar, te recomiendo que escribas estos comienzos de frases y a continuación te dejes tres minutos para escribir todas las palabras que te vengan.

Un hijo es...

----------
----------


Ser madre es...

----------
----------

De todo lo que has escrito, ¿qué pensamientos o creencias de lo que se supone que es ser madre o tener un hijo pueden ayudarte en este momento? Quédate con las palabras de todas las que han salido que tengan más sentido y te traigan más paz aquí y ahora, y escríbelas de nuevo con mucha conciencia.

En segundo lugar, te recomiendo que digas esta frase en voz alta:

Quiero ser madre y necesito donación de... (óvulos , espermatozoides o embriones, lo que necesites)

Y te invito a que mientras lo repites, sientas tu cuerpo y te permitas todas las emociones. Lleva tus manos a la parte del cuerpo donde las sientas y nombra cada emoción. Date un tiempo. Y repite está experiencia varios días seguidos. Deja que aflore todo lo que llevas en tu interior.

Para ser una buena madre no necesitas sentir una ecuanimidad y aceptación plena, pero sí necesitas no tener una atroz lucha interna de valores y no sentir rechazo, o pánico a sentirlo.

Recuerdo el caso de una mujer que tenía miedo a sentir rechazo una vez embarazada y a no sentir al bebé como suyo. Durante una sesión le vino la seguridad de que sería capaz porque tenía un hermano adoptivo al que quería y sentía como un hermano más aunque no era teóricamente “sangre de su sangre”.

Muchas veces cuando damos espacio a todas nuestras emociones y permitimos que se expresen y liberen, nos damos cuenta de que no son tan peligrosas como hemos imaginado.

Las creencias en el duelo genético

Además de tus emociones, en tercer lugar, es importante que te permitas parar a escuchar tus voces internas y todos los pensamientos o creencias que pueden estar chocando con tu deseo de ser madre por donación. Responde con conciencia estas preguntas:

Si no soy madre por donacion:
¿Qué es lo peor de ello? ¿Que es lo mejor de ello?

Si soy madre por donación:
¿Qué es lo peor de ello? ¿Qué es lo mejor de ello?

¿Y qué prefiero vivir, lo mejor de ser madre por donación o lo mejor de no serlo?

¿Qué dolor prefiero evitar si puedo? ¿Lo peor de ser madre por donación o de no ser madre por donación?

Tómate un tiempo para responder estas preguntas y trata de hacerlo sin pensar mucho y sin juzgarte.

Este no es un artículo para leer yendo al trabajo en metro, es para sentarte con tu infusión o café y dedicarte a él y a ti misma un buen rato. Pero la ocasión y tú misma os lo merecéis...

Tu hijo es tuyo y no es tuyo

Desde aquí yo quiero decirte que tu hijo, mujer, va a ser sangre de tu sangre porque se va a alimentar de tu sangre a través de tu placenta.

Va a ser tu hijo porque habrá nacido gracias a tu deseo. Sin este deseo no habría sido quién es.

También va a ser tu hijo porque tú le has dado la oportunidad de la vida de una u otra forma.

Y al mismo, tiempo, nuestros hijos no son nuestros (lleven o no nuestra genética, los hayamos parido o adopatdo...), como dice este bello poema:

Tus hijos no son tus hijos,
son hijos e hijas de la vida,
deseosa de sí misma.

No vienen de ti,
sino a través de ti,
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.

Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos,
pues ellos tienen sus propios pensamientos.

Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas,
porque ellos
viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar,
ni siquiera en sueños.

Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerles semejantes a ti,
porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer.

Tú eres el arco del cual tus hijos,
como flechas vivas,
son lanzados.
Deja que la inclinación,
en tu mano de arquero,
sea para la felicidad.

Khalil Gibran, poeta, filósofo y artista libanés

Ábrete a contemplar con curiosidad esta opción y todos los testimonios o información que estén a tu alcance.

Por último, en cuarto lugar, te animo a informarte, incluso aunque no sea una opción que de momento contemples.

Te recomiendo que leas acerca de la epigenética y el microquimerismo para ver todo el intercambio de información que se produce entre el feto y la madre. ¡Sí, en las dos direcciones! En esta entrada hablando de ovodonación escribí acerca de ello.

También te recomiendo que leas historias de otras madres que han logrado cumplir su sueño gracias a la donación. Aquí te dejo uno de una buena compañera de viaje.

Y por supuesto que busques ayuda profesional si ves que tú sola no puedes elaborar este duelo y tomar una decisión sintiéndote segura y en paz.

Y si quieres sentir más confianza en tu útero, echa un vistazo a este taller:

Taller Vientre Habitado, Útero Fértil.

beatriz

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *