Qué es y cómo sanar la herida paterna o de padre ausente

herida paterna

Muchas personas tienen sin poder reconocerlo la herida paterna

Empezar a trabajar la herida del padre ausente es el comienzo de un viaje sin retorno hacia la sanación y el crecimiento.

Y es que mucho se ha hablado del papel de la madre en el desarrollo emocional de las criaturas, relegando a veces la labor del padre casi como actor secundario.

Sin embargo, la figura paterna es esencial para nuestro desarrollo emocional y psicológico y va a condicionar nuestras futuras relaciones laborales, amorosas, de amistad y también nuestra relación con nosotros mismos.

Un padre presente y comprometido no solo nos aporta amor, también apoyo y orientación, algo esencial para crear una base sólida desde la que desarrollar nuestra identidad.

Es necesario este sostén y protección así como como la guía y contención del padre para que el niño pueda sentirse lo suficientemente seguro para desarrollar su individualidad y salir a explorar el mundo.

Por eso, cuando un padre está ausente, ya sea física o emocionalmente, puede dejar una profunda herida que nos acompañará para siempre, influyendo en nuestra forma de desenvolvernos en la vida.

En este artículo, me gustaría reflexionar contigo sobre cómo afecta la herida del padre ausente y cómo sanarla.

Cómo se refleja un padre ausente en tu vida

Tal vez nunca antes habías escuchado el término “padre ausente”, o no te has identificado en ningún momento con él ya que tu padre sí que ha estado presente en tu vida.

La ausencia de la que hablamos no es tanto de la persona en sí, si no de la figura paterna. Puede que no esté físicamente, o sí pero no lo esté emocionalmente.

Y es que aunque a veces tratamos de restarle importancia, el padre tiene un papel clave en nuestro referente de seguridad, soporte, coherencia y tranquilidad.

De ahí que su ausencia impacte directamente en nuestra autoestima y confianza para atrevernos a crear nuestra propia vida.

Es como si nuestro cerebro se grabara la idea de “si mi padre no me provee de esto, significa que no lo merezco”, dando como consecuencia cosas como:

  • Sentir que no mereces cariño, tiempo, escucha, atención… Siempre hay cosas más importantes y que están por encima de esas necesidades.
  • Pensar que no eres una persona digna de ser amada, interesante, importante, con la que merezca la pena estar.
  • Sentir que eres inferior a los demás, ya que tu inconsciente procesó e interiorizó la idea de que no vales lo suficiente.
  • Sentir que te van a rechazar en cualquier momento y estar por tanto en un estado de alerta excesivo.

Y todo ello puede llevarte a ser excesivamente complaciente, a no saber poner límites, a no pedir laboralmente lo que es justo según tu desempeño, a tener conductas negligentes hacia ti siendo muy difícil priorizar tu autocuidado…

Y también seguramente te haga disponer de poca energía masculina para emprender cualquier proyecto quedándote mucho tiempo dando vueltas a ideas que no llegas a materializar.

A lo mejor visto así pensarás: “bueno, yo creo que en mi caso no es para tanto, tampoco me va tan mal…”

Sin embargo, déjame hacerte una pregunta:

¿Alguna vez te has visto dependiendo de algo que sabes que no es bueno para ti pero que no puedes evitar?

Me refiero por ejemplo a relaciones tóxicas con parejas o amistades que no te aportan casi nada, adicciones (alcohol, drogas, comida, exceso de trabajo…)

Quizás puedes reconocer que a veces autosaboteas tus planes cuando las cosas parece que empiezan a irte bien.

O tal vez tienes dificultad para adaptarte a nuevas situaciones. Un cambio de casa, o de trabajo, o cualquier cambio vital producen en ti niveles de ansiedad altísimos. Puedes ver también como tienes apego a objetos materiales, por lo que experimentas cada vez que te imaginas desprendiéndote de ellos.

O quizá tienes una manera de relacionarte con los demás, digamos, poco funcional: te frustras con facilidad, te cuesta poner límites asertivamente, tiendes a ser muy complaciente o intentas pasar por la vida sin molestar a nadie ni llamar la atención.

Todo eso puede ser un reflejo de tu herida paterna. Y las secuelas que deja en ti se reflejan en tu vida adulta y como te he explicado, en tu manera de relacionarte contigo, con los demás y con el mundo.

Miedo al abandoo como consecuencia de la herida paterna o de padre ausente

La herida paterna tiene secuelas a nivel físico y emocional.

El miedo al abandono es una de las más frecuentes que nos deja la herida del padre ausente.

Si lo piensas, tiene sentido. Cuando la persona que tenía que protegerte, sostenerte y actuar como referente está ausente, automáticamente te conviertes en una persona desamparada, como si estuvieras de alguna forma a la intemperie.

Es como caminar sin rumbo en mitad de un bosque, anocheciendo y sin saber hacia dónde tienes que caminar para volver a casa.

Esto, como es evidente, hace que se activen mecanismos automáticos de supervivencia, entre ellos, la respuesta de lucha-huida: nuestro cerebro se prepara para sobrevivir.

Entonces puede ser que con frecuencia te sientas perdida, con falta de referencia, de guía y desprotegida. Y, al mismo tiempo, con un elevado estado de activación, como siempre alerta, lo que puede provocarte ansiedad.

A esto se le suma que el miedo primario a ser abandonado puede traer como consecuencia problemas de apego en el futuro.

Si nuestro padre que tenía que cuidarnos, protegernos y amarnos, no estuvo ahí como yo necesitaba, ¿por qué voy a confiar en que ahora alguien sí vaya a estar?

Por eso es frecuente que haya un apego inseguro si ha habido un padre ausente que conduzca a falta de confianza o excesiva dependencia en las relaciones personales.

Sea como sea, si estás ahora descubriendo que puedes cargar alguna herida por la escasa o mala relación con tu padre, nunca es tarde para trabajarlo y liberarte de cualquier limitación derivada de ello.

El primer paso para sanar la herida del padre ausente es reconocer su existencia.

Y espero que este artículo te esté ayudando a ello si es tu caso.

Una vez que hayas reconocido la herida, es útil empezar a aplicar una serie de pautas que te ayudarán a empezar a restablecer la concepción que tienes de ti y todo lo que te ha traído hasta aquí.

Pasos para empezar a sanar la herida del padre ausente o herida paterna

1. Practica el autocuidado

La sanación de la herida de un padre ausente es un proceso que requiere tiempo y paciencia.

Durante este tiempo, es fundamental practicar el autocuidado. Esto significa cuidar de ti mismo física, emocional y mentalmente. Establece rutinas saludables, come bien, haz ejercicio y asegúrate de dormir lo suficiente.

El autocuidado también implica cuidar tus emociones; permítete sentir y expresar tus sentimientos de manera saludable, ya sea a través de la escritura, el arte o la conversación con un ser querido.

2. Reconoce tus derechos y necesidades y responsabilízate

Es posible que nunca te hayas permitido reconocer que tienes derecho a sentir lo que sientes, que si sientes dolor, o rabia, o lo que sea que sientas, estás en tu derecho. Muchas veces no nos permitimos sentir odio o rabia y reprimir estas emociones, con frecuencia las vuelve contra nosotros mismos.

También es útil que te permitas sentir tus necesidades, y te hagas responsable de ellas y de atenderlas.

Tu bienestar depende de ti. Deja de complacer a los demás, busca dentro de ti lo que necesitas y comprométete contigo a dártelo.

3. Busca apoyo

Buscar apoyo es un paso esencial en este proceso.

Y sí, puede que desahogarte con alguien de confianza ayude, pero es posible que no entienda bien por lo que estás pasando o no sea suficiente.

En ese caso, puedes considerar hablar con un profesional que te ayude a explorar tus emociones, comprender mejor la situación y encontrar herramientas para sanar.

Si quieres, puedes contar con mi apoyo en este proceso.

4. Reconcíliate con tu figura paterna

El perdón puede ser un paso crucial en la sanación de la herida del padre ausente, pero también puede ser uno de los más difíciles. Este perdón no se puede buscar, llega solo si tiene que llegar y siempre después de liberar todas las emociones dolorosas que albergaba la herida.

Es importante que entiendas que mientras estás en lucha con tu figura paterna, estás en lucha con la energía masculina que necesitas para manifestar tu vida. Y también es importante que reconozcas que gracias a esta energía estás en el mundo.

Necesitamos la energía femenina y la masculina para haber venido al mundo y también para crear vida.

Por eso te recomiendo un ejercicio.

Ejercicio para sanar la herida del padre ausente:

Primero, tómate un tiempo para ti y escribe una carta a tu padre diciendo todo lo que quieras, lo que echaste de menos de él, lo que te dolió o enfada aún, lo que te hubiera gustado que fuera diferente…

Después, permítete reconocer que tu padre te dio la vida. Con más o menos conciencia o presencia, pero si tú estás aquí es gracias a él también.

Crea un espacio de intimidad, enciende una vela (o dispón de un elemento que te ayude a ritualizar tu espacio) y déjate conectar con el aprecio hacia la vida que te dio tu padre.

Puedes pensar en él, pensar en momentos de vuestra vida que quizás sí estuvo ahí para ti y si no, al menos, en el momento en que se prendió la chispa que permitió el comienzo de tu vida. Conecta con ello y detente ahí unos minutos.

Después, lleva tus manos al corazón y puedes decir algo así:

GRACIAS PAPÁ POR LA VIDA QUE ME HAS DADO, TE HONRO POR ELLO Y AGRADEZCO ESTE DON DE DARME UNA VIDA EN LA QUE YO AHORA PUEDO HACER LO QUE YO QUIERA.

TOMO DE TI LA FUERZA DE LA VIDA Y DEJO CONTIGO TODO LO QUE NO ME PERTENECE, COMO TU INCAPACIDAD DE ESTAR PRESENTE PARA MÍ.

NO ERA YO, NO ERA MI CAUSA, ERAS TÚ, ERA TU INCAPACIDAD.

TE ENTREGO LO TUYO, TODO LO QUE ME PESA Y NO ME CORRESPONDE Y ME ABRO A RECIBIR TODO EL FLUJO DE ENERGÍA VITAL QUE VIENE A TRAVÉS DE TI Y TODA LA LÍNEA ANCESTRAL DE TUS PADRES Y ABUELOS.

GRACIAS PAPÁ POR LA VIDA QUE ME HAS DADO, AHORA YO ME PERMITO DISPONER DE TODA ESTA ENERGÍA PARA HACER CON ELLA LO QUE QUIERA.

A través de este proceso, puedes aprender a vivir de una manera diferente, conectada a tu energía femenina y también masculina, sintiéndote una persona digna de ser feliz, amada y respetada.

Ahora está en tu mano, elige apostar por ti.

Cuéntame abajo en comentarios, ¿crees que tienes la herida del padre ausente? ¿Has probado a hacer lo que te propongo?

Te recomiendo leer esta entrada si te resuena esto de la herida paterna. En ella te hablo acerca de cómo poner límites:

Para qué y cómo saber poner límites.

O verla aquí:

beatriz

pensamientos de 8 \"Qué es y cómo sanar la herida paterna o de padre ausente\"

  1. Muchas gracias Beatriz, me ha ayudado mucho este artículo a identificar lo que traigo cargando. Mi padre física y emocionalmente no pudo estar por ir a trabajar lejos y perdió la vida estando lejos Mi primer recuerdo consciente de tener padre fue a los 7 años y para mi fue un shock que no dejó gratos recuerdos, a los 2 años él trascendió en un accidente en el trabajo. Sé que mi deber como adulto consciente es hacer las paces con él. Pondré en práctica el ejercicio. Bendiciones infinitas.

    1. Hola Tere, mil gracias por compartirnos tu historia de padre ausente. Siento mucho que no hayas podido tenerlo presente y ojalá el ejercicio te ayude a sanar esta herida. Si necesotas más ayuda, acude a un profesional para dejarte ayudar. Te mando un abrazo fuerte.

  2. Gracias por este post, creo que es la primera vez que encuentro algo de alivio y luz en mi sentir.
    Siempre estuvo, pero en realidad no. Y creía que lo había superado, pero a veces tiene gestos y cosas que detonan emociones muy exageradamente y eso es porque tengo algo dentro muy profundo que resolver.
    Me ha encantado lo del equilibrio de la feminidad y la masculinidad. Siempre de algún modo supe que él se cargó mi manera de relacionarme con los hombres. Ahora toca hacer las paces y seguir resolviendo.
    Un abrazo

  3. Lo difícil sería perdonar a un padre por abandonar a un hijo, cargo una culpa que el debería cargar, lloro por ello, por favor que alguien me ayude a vivir si culpa que no me corresponde.

    1. Fidel, siento mucho tu sentir. Por supuesto que tú no deberías cargar esta culpa y deseo que encuentres la forma de liberarla. Hay muchas terapias para ello pero te recomiendo un acompañamiento prolongado para poder ir gestionando acompañado todas las emociones que vayan aflorando. Un abrazo

  4. Hola Beatriz. me ha gustado especialmente esta entrada. hace tiempo que trabajo esa parte de mí misma en la relación con mi padre suave pero me ha evacuación el ejercicio que propones, lo haré en estos días junto a mi hijo, que también vive con un padre ausente, física y emocionalmente, y me gustaría ser capaz de ayudarle a gestionar todo esto antes de que se convierta en una serie de patrones arraigados. muchas gracias, genial como siempre

    1. Hola María, me alegro mucho de que te haya llegado esta entrada y de que tengas pensado hacer mi propuesta junto a tu hijo!
      Con tu conciencia, seguro le ayudas a poner luz en este tema tan importante.
      Un abrazo y mil gracias por compartirme:)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *